Llamadme Cabrón, como muchas cosas en esta vida, tiene su propia banda sonora. Como las cántigas de Alfonso X, una de las mayores joyas musicales del medievo y cuya melodía transporta a otro tiempo. Al menos a mí me ha acompañado en las muchas horas pasadas junto al teclado, navegando con Pedro por esos mares en los que alejó su alma de la sombra salvadora de Dios.


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