Reconocido pirata y corsario gaditano, de ascendencia genovesa, aparece nombrado por primera vez en 1478, cuando los Reyes le conceden el perdón por los actos de piratería cometidos en la costa aragonesa. Su pericia llamó la atención de los monarcas y, en 1479, lo encontramos como capitán de la armada que, bajo el mando del obispo Fray Juan de Frías, parte hacia Las Palomas, en Canarias. Dos años más tarde recibiría el encargo de mandar la flota de veinticinco galeras que el rey Católico enviaría a Nápoles en defensa de Fernando I ante el ataque turco. Aunque nominalmente dicha flota estaba al mando de D. Francisco Enríquez, la inexperiencia de este en las cuestiones de la mar, unido al prestigio que había alcanzado el gaditano en sus actividades corsarias, llevaron al mando efectivo. En 1480 posa sus ojos sobre las Canarias, fundando una sociedad para la conquista de la isla, junto a sus vecinos y amigos Alfonso de Quintanilla y Pedro de Vera. En 1492, completada ya la conquista de Granada por los Reyes Católicos, organiza el transporte hacia la costa africana, en concreto a Orán, de una flota de 25 navíos en los que se transporta a parte de los judíos expulsados de la zona, pese a contar con el seguro que el corsario genovés Fregosso (o Fregozzo) les ofrecía, los judíos decidieron no recalar allí, retrocediendo hasta Arcila y, finalmente y debido a la adversidad del tiempo, hasta Cartagena y Málaga. Fue regidor de la ciudad de Cádiz y aparece citado en las listas de hidalgos que, en 1494, marchan a la campaña del Rosellón.